México, tierra de “Kidults”

En una era donde la nostalgia y la individualidad marcan las pautas del consumo, emerge con fuerza un perfil demográfico singular: los Kidults. El término Kidult surge de la fusión de “kid” (niño) y “adult” (adulto), describiendo a aquellos que, a pesar de su edad, conservan rasgos de su niñez. Esta tendencia se aprovecha especialmente debido al poder adquisitivo propio de estos consumidores. Exhiben patrones de consumo similares a los de los niños y demuestran un deseo de mantener viva su faceta infantil en la edad adulta. A diferencia de los niños, estos adultos tienen mayor capacidad de compra y libertad, lo que los convierte en un objetivo clave para el sector juguetero.

Este segmento, compuesto por adultos entre 25 y 70 años, ha encontrado en la compra de juguetes, coleccionables y objetos de la cultura pop –productos originalmente destinados a niños– una forma de conectar con su pasado, expresar su identidad y satisfacer sus pasiones.

Un reciente informe de Kantar arroja luz sobre este fenómeno en México, revelando datos fascinantes sobre esta creciente comunidad de consumidores: siete de cada 10 adultos mexicanos han adquirido juguetes o coleccionables con cierta regularidad, y un significativo 40 % lo hace de manera habitual.

Lejos de ser un simple capricho, esta tendencia representa una poderosa combinación de identidad, estética, nostalgia y un considerable poder adquisitivo.

La creciente libertad para expresar gustos sin las limitaciones de las convenciones sociales ha impulsado a los Kidults a alzar su voz en el ámbito digital y a abrazar sin reservas su afición por figuras como los icónicos Funkos, los versátiles Legos, los entrañables Playmobil y Ternurines, los misteriosos Labubus y el inmersivo mundo de los videojuegos. Lo que antes se tildaba de “inmadurez” hoy se celebra como una faceta integral del estilo personal y la autoexpresión.

Para el consumidor Kidult mexicano, cada adquisición está imbuida de una carga emocional o funcional, a menudo entrelazadas. Los principales motivadores de compra identificados son:

•   Estética visual atractiva (49 %): El diseño y la apariencia del producto juegan un papel crucial.
•   Nostalgia e infancia (44 %): La conexión con recuerdos y experiencias de la niñez.
•   Personalización de espacios (45 %): Utilizar estos objetos para decorar y reflejar su personalidad en sus entornos.
•   Pasión por coleccionar desde siempre (51 %): Un interés arraigado en la acumulación y exhibición de objetos preciados.

El Kidult mexicano es un consumidor adulto con criterios de calidad definidos, lo que plantea un nuevo desafío para las marcas cuyo público objetivo principal son estos productos.

Los estándares de calidad y precio que manejan los Kidults son los de un adulto exigente. Un notable 47 % considera la calidad como un factor muy importante, mientras que otro 27 % la eleva a la categoría de “extremadamente importante”. Esto significa que tres de cada 4 adultos en México buscan que sus coleccionables estén bien hechos, con acabados duraderos y una atención meticulosa a los detalles.

Este nicho de mercado no duda en invertir sumas considerables en sus aficiones. El estudio revela que un 47 % suele gastar entre $500 y $1,000 pesos por compra, y un 21 % llega a desembolsar entre $1,000 y $2,000 pesos cuando una pieza realmente captura su interés. Se trata de un mercado dinámico, con una frecuencia de compra constante y un gasto promedio por transacción significativamente mayor de lo que se podría suponer para este tipo de productos.

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